Llevábamos años hablando de la llegada de procesadores de 10 nanómetros de Intel, y por fin los tenemos con nosotros. Se trata de la familia Ice Lake que la firma acaba de presentar en Computex 2019.
Los primeros procesadores presentados están destinados a ultraportátiles, y la litografía de 10 nm permite que sean más potentes -atentos a su GPU integrada-, más eficientes y que incluyan soporte para dos opciones muy llamativas: Thunderbolt 3 y Wi-Fi 6, que llegan, eso sí, con algún "pero".
El primer destino de estos procesadores es el de los ordenadores portátiles. Intel ha lanzado modelos de bajo consumo que tienen TDPs que van de los 9 a los 28 W: tendremos que esperar por tanto a los modelos para PCs de escritorio que serán los que los gamers estarán esperando de forma muy especial.
Estos primeros modelos se alejan de ese segmento y estarán destinados a portátiles puros, convertibles, Ultrabooks e incluso tabletas. Estos microprocesadores de las familias Core i3, Core i5 y Core i7 de 10ª generación cuentan con hasta 4 núcleos y 8 hilos de ejecución y con frecuencias que pueden llegar a los 4,1 GHz en modo turno.
En realidad no todo el chipset es de 10 nm, ya que el chip PCH (Platform Controller Hub) seguirá estando fabricado con tecnología de 14 nm, pero aún así el uso de esa litografía permitirá integrar más elementos para los que antes "había que hacer sitio".
Lo curioso de ese salto litográfico es que aunque estos procesadores han ganado enteros en potencia, la mejora no es desde luego tan notable como podríamos esperar. No al menos en cuanto a la CPU, pero quizás sí haya sorpresas en cuanto a su procesador gráfico integrado.
¿Qué podemos esperar de estos procesadores en cuanto a rendimiento? Según Intel la mejora es de momento confusa en cuanto a la CPU: el crecimiento es del 18% en cuanto al IPC (Instructions Per Clore) al compararlo respecto a los micros Skylake que la empresa lanzó hace 4 años.
La cosa no parece tampoco demasiado llamativa al comparar el rendimiento de hilos independientes de ejecución, sobre todo cuando Intel mostraba en la comparación la mejora con respecto a procesadores de hace cuatro generaciones.
La cosa cambia en el ámbito de la GPU, que según Intel prácticamente dobla en rendimiento a la de sus predecesores por ejemplo con sus micros de 15 W. La integración de los gráficos Gen11 permite alcanzar 1,12 TFLOPS en coma flotante, algo que logrará que podamos jugar a más de 30 FPS en 1080p sin problemas en diversos juegos, como mostraba la compañía.
Esta mejora es especialmente relevante si tenemos en cuenta que la GPU integrada solía ser el punto flaco de los chips de Intel al compararlos con los de AMD. Según los responsables de la compañía, sus nuevos procesadores son capaces de competir e incluso de superar a los equivalentes de la competencia, y por ejemplo mostraron la comparación entre un Ryzen 7 3700U (25 W) frente a un Ice Lake U sin especificar con el mismo TDP.
Hay otros ámbitos en los que Intel promete avances interesantes, como la codificación de vídeo HEVC, que ahora es el doble de rápida, y el trabajo con tareas de inteligencia artificial como reconocimiento de imágenes que según Intel permite hacerse 2,5 veces más rápido con estos procesadores.
Esas mejoras serán variables: Intel no ha indicado aún qué modelos estarán disponibles y cuáles serán los detalles de todos ellos, así que estamos hablando de hasta dónde pueden llegar probablemente los Core i7 más ambiciosos de los presentados hoy: en el resto esas mejoras de rendimiento serán distintas.
Otro de los cambios interesantes en la familia es la llegada de las tecnologías Thunderbolt 3 y Wi-Fi 6 a estos procesadores, algo que era difícil encontrar en la 9ª generación y que ahora logran integrar en más modelos.
Aun con ese espacio extra que ganamos gracias al uso de la litografía de 10 nm, estas opciones no siempre estarán integradas y de hecho en el caso de Wi-Fi 6 los fabricantes de portátiles necesitarán un módulo de radio externo -ya se usaba en los de 9ª generación- para aprovechar este tipo de conectividad.
Aün así esa integración será ahora más sencilla y accesible, lo que abre las puertas a que la adopción de Thunderbolt 3 y de Wi-Fi 6 sea mucho más amplia.
Tanto hemos esperado la llegada de los 10 nm que este anuncio se ha quedado algo corto en cuanto a sorpresas: uno esperaría que las mejoras en eficiencia y potencia fueran mucho más sorprendentes y evidentes, pero Intel no parece tener de momento mucho que decir al respecto.
De hecho los datos han sido escasos -pocos benchmarks, ningún modelo concreto- y no tenemos ni fechas ni precios de salida de unos procesadores que llegan justo cuando la competencia se ha puesto las pilas: los AMD Ryzen 3 también acabarán atacando el sector que atacan estos primeros Ice Lake, y será interesante ver cómo se comportan unos y otros cuando tengamos acceso a los chips.
De momento conviene ser cauteloso: Intel ha tardado mucho en lograr dar este paso y habrá que darle una oportunidad de demostrar todo lo que quiere lograr con su nueva familia. Los primeros datos, eso sí, no son especialmente llamativos, así que veremos si los análisis muestran el potencial de estos procesadores.
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Fecha: 28-05-19
Categoría: Informática
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