ASML está por encima del bien y el mal. Esta compañía de Países Bajos acaba de dar a conocer los resultados económicos que ha obtenido durante el último trimestre de 2022, y son extraordinarios. Sus ingresos durante este periodo han alcanzado los 6.400 millones de euros, y, curiosamente, 3.400 de esos millones proceden de la venta de equipos de fotolitografía de ultravioleta extremo (UVE).
Lo sorprendente no es que a la mayor compañía de tecnología europea le vaya bien; lo que resulta asombroso es que le vaya tan bien en un contexto en el que los demás actores de la industria de los semiconductores están empezando a precipitarse cuesta abajo y sin frenos. A finales del pasado mes de octubre Pat Gelsinger, el director general de Intel, se mostró preocupado debido a la incertidumbre que ya se está cerniendo sobre el mercado de los chips.
Por otro lado Dave Reeder, que es el máximo responsable financiero de GlobalFoundries, ya está percibiendo con claridad un descenso de la demanda de semiconductores, por lo que prevé que durante la primera mitad de 2023 esta tendencia comience a tener un impacto tangible sobre la salud financiera de los fabricantes de chips. Las expectativas de sus otros competidores también son poco halagüeñas a corto plazo. Y, mientras tanto, ASML va a lo suyo. Avanza a toda velocidad y sin distracciones.
Las razones que explican a qué se debe el descenso de la demanda de chips con el que ya están lidiando los fabricantes de semiconductores son esencialmente las mismas que esgrimió Pat Gelsinger a finales de octubre en la entrevista que concedió a The Wall Street Journal: la recesión económica, la inflación y el incremento de los costes de la energía. De hecho, estos son esencialmente los mismos motivos que están sumiendo al mercado del PC en un pozo sin fondo.
ASML asegura que durante 2023 sus ventas netas crecerán al menos un 25% comparadas con las de 2022
Dadas las circunstancias ¿cómo es posible que ASML esté alcanzando un nivel de facturación récord? Pero hay algo que todavía resulta más impactante: en el informe financiero que esta empresa ha hecho público hoy mismo anticipa que, según sus previsiones, en 2023 sus ventas netas crecerán al menos un 25% comparadas con las que ha obtenido en 2022. De hecho, durante el primer trimestre de este año espera alcanzar un volumen de facturación de entre 6.100 y 6.500 millones de euros. Es brutal.
La buenísima salud de esta compañía queda explicada por la naturaleza de su negocio. Y es que, en realidad, ASML no es un fabricante de chips; produce los equipos de fotolitografía que emplean los fabricantes de semiconductores para poner a punto sus circuitos integrados. Además, si nos ceñimos a los equipos de litografía de ultravioleta extremo, no tiene competencia. Canon y Nikon, que eran sus principales competidores, abandonaron hace años el desarrollo de estas máquinas debido a su descomunal complejidad y coste.
La ausencia de competencia y el rol crítico que tienen los equipos que produce para sus clientes, entre los que se encuentran TSMC, Intel y Samsung, han provocado no solo que ASML venda todo lo que fabrica; pese a sus considerables recursos no puede dar respuesta a toda la demanda que tiene. Esta declaración de Peter Wennink, que es su director general, pone esta realidad sobre la mesa: "La demanda continúa siendo más alta de lo que podemos asumir". Esto sí es tener una salud de hierro.
Imagen de portada: ASML
Más información: ASML
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Fecha: 25-01-23
Categoría: Tecnología
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